Los jóvenes delincuentes no son monstruos no seres bestiales. Son personas como tantas otras, que nunca habían cometido ningún acto delictivo. El análisis e investigación de 80 homicidios intentados o consumados por adolescentes o jóvenes mayores muestran que buen número de estos crímenes ocurrieron en situaciones realmente difíciles y con motivaciones sólo parcialmente imputables a la personalidad del delincuente.
La explicación debe buscarse a menudo en una constelación fortuita de circunstancias y el modo de reaccionar ante ellas por parte del individuo con agresividad extrema. La imagen del asesino típico que traza un plan y escoge a su víctima para sacrificarla es del todo falsa y sólo en contadísimos casos responde a la realidad. Apoyándose en el archivo de los dictámenes psiquicoforenses preparados por el autor, el libro brinda los resultados de una investigación objetiva de los delitos cometidos por jóvenes delincuentes y sus móviles probables, en el contexto psíquico y ambiental de cada caso. Los casos fueron escogidos sin otro condicionamiento que el de contribuir al estudio científico del fenómeno valorándolo en lo psicológico, lo jurídico, lo psiquiátrico y lo social. La obra es de indudable interés para el psicólogo, el psiquiatra, el jurista, el magistrado, el criminólogo, el asistente social, el educador y, en términos generales, para toda persona no especializada que desea adquirir un conocimiento objetivo del problema. El delito cubre actualmente una gama que se extiende desde el ama de casa hasta el ladrón. Los delitos cometidos por los jóvenes difieren en el género y en el motivo de los crímenes típicos de los adultos. El término "jóvenes delincuentes" abarca a todos los individuos menores de 21 años, entre los cuales se incluye a los adolescentes, de menos de diecisiete años, y a los niños, menores de catorce años. Para poder descubrir las causas de la delincuencia juvenil tenemos que ir más allá de los procedimientos judiciales. Un ligero aumento de la delincuencia juvenil se describe como algo sin precedentes por su extensión y se habla de que "continúa aumentando rápida y progresivamente". El delito pertenece exclusivamente a los estratos inferiores. El delito es para ellos lo que el arte es para nosotros, simplemente un método de procurarse sensaciones extraordinarias. Diversas teorías criminológicas sugieren medios diferentes de prevenir la delincuencia o de tratar a delincuentes habituales. Si la delincuencia se concibe como la actuación ciega en la sociedad de unos individuos que no aprendieron a controlar sus emociones primitivas, la mejor solución consistirá en prestar atención a la salud mental de la comunidad y a las previsiones especiales para los niños privados del cuidado normal de los progenitores. La existencia de un problema de delincuencia implica un fallo en los procesos normales del control social y los esfuerzos de robustecer estos controles deberían asumir la prioridad sobre las medidas que aplicar con los violadores individuales de la ley. Muchos métodos concebibles de protección son discutibles porque infringen libertades civiles o tienen otras consecuencias indeseables. La prevención del delito puede buscarse también con medidas sociales más positivas, que tiendan a aliviar a la gente de la necesidad de alcanzar sus fines de manera ilegítima.
La explicación debe buscarse a menudo en una constelación fortuita de circunstancias y el modo de reaccionar ante ellas por parte del individuo con agresividad extrema. La imagen del asesino típico que traza un plan y escoge a su víctima para sacrificarla es del todo falsa y sólo en contadísimos casos responde a la realidad. Apoyándose en el archivo de los dictámenes psiquicoforenses preparados por el autor, el libro brinda los resultados de una investigación objetiva de los delitos cometidos por jóvenes delincuentes y sus móviles probables, en el contexto psíquico y ambiental de cada caso. Los casos fueron escogidos sin otro condicionamiento que el de contribuir al estudio científico del fenómeno valorándolo en lo psicológico, lo jurídico, lo psiquiátrico y lo social. La obra es de indudable interés para el psicólogo, el psiquiatra, el jurista, el magistrado, el criminólogo, el asistente social, el educador y, en términos generales, para toda persona no especializada que desea adquirir un conocimiento objetivo del problema. El delito cubre actualmente una gama que se extiende desde el ama de casa hasta el ladrón. Los delitos cometidos por los jóvenes difieren en el género y en el motivo de los crímenes típicos de los adultos. El término "jóvenes delincuentes" abarca a todos los individuos menores de 21 años, entre los cuales se incluye a los adolescentes, de menos de diecisiete años, y a los niños, menores de catorce años. Para poder descubrir las causas de la delincuencia juvenil tenemos que ir más allá de los procedimientos judiciales. Un ligero aumento de la delincuencia juvenil se describe como algo sin precedentes por su extensión y se habla de que "continúa aumentando rápida y progresivamente". El delito pertenece exclusivamente a los estratos inferiores. El delito es para ellos lo que el arte es para nosotros, simplemente un método de procurarse sensaciones extraordinarias. Diversas teorías criminológicas sugieren medios diferentes de prevenir la delincuencia o de tratar a delincuentes habituales. Si la delincuencia se concibe como la actuación ciega en la sociedad de unos individuos que no aprendieron a controlar sus emociones primitivas, la mejor solución consistirá en prestar atención a la salud mental de la comunidad y a las previsiones especiales para los niños privados del cuidado normal de los progenitores. La existencia de un problema de delincuencia implica un fallo en los procesos normales del control social y los esfuerzos de robustecer estos controles deberían asumir la prioridad sobre las medidas que aplicar con los violadores individuales de la ley. Muchos métodos concebibles de protección son discutibles porque infringen libertades civiles o tienen otras consecuencias indeseables. La prevención del delito puede buscarse también con medidas sociales más positivas, que tiendan a aliviar a la gente de la necesidad de alcanzar sus fines de manera ilegítima.